El tren de EL TIEMPO QUE OLVIDAMOS ha llegado al fin de su trayecto, como todo en esta vida. Y así he querido plasmarlo con esta bonita fotografía de la vieja pero hermosa Estación de Canfranc, tomada por mi mujer hace más de cuatro años en el Pirineo Aragonés.
En algún momento de este mes el blog desaparecerá de la Red, aceptando su final.
Pero ¿saben?, hoy voy a confesarles algo, tómenlo como un capricho personal; soy de los que creen que todo fin de trayecto no es sino el inicio de otro, en un camino que no alcanzamos a medir ni comprender, al menos desde nuestro plano actual.
¿Que si soy creyente?...pues...sí, supongo que sí. Ayer estuvimos, hoy estamos, y mañana estaremos, ¿dónde?...no lo sé, del mismo modo que estoy totalmente convencido de que no sabemos absolutamente nada, y así lo reconozco y asumo, sin ningún pudor.
Ya le dijo el poeta al caminante que el camino no existe, sino que se hace al andar, y que al volver la vista atrás uno puede ver la senda que nunca se ha de volver a pisar...
Así pues, no hay que darle mayor importancia, ya saben aquello de "la materia no se crea ni se destruye, sino que se transforma".
Dicho esto, y después de intentar cercenar el blog (como ya habrán
podido comprobar), he meditado y reflexionado al respecto, y a pesar de existir posibilidades de continuidad en varios sentidos ya no me merece la pena puesto que entiendo
mucho más fácil volver a empezar, resurgiendo de las propias cenizas, dado que lo que entendíamos como El Tiempo que Olvidamos, hasta hoy, perdía toda su esencia o no me motivaba lo suficiente, viendo cómo se apagaba en decadencia ante los acontecimientos. Además, será una pequeña muestra de que siempre es posible seguir adelante, del modo que sea, levantándote tantas veces como haga falta.
Por eso, desde esta escueta y penúltima entrada les anunció que en breve colgare la última y definitiva que presentará a la "nueva criatura", al nuevo blog de Sylvanus que verá la luz seguramente a principios de 2015 (si pudiera ser, el día uno).
Renovarse o morir.
Un nuevo espacio, seguramente muy distinto en las formas, que no en el fondo, un nuevo reto lleno de ilusión (que ésta no la matan mientras uno siga respirando), un nuevo entorno o hábitat donde seguir volcando, mejor o peor, la vocación personal en aras de la conservación de la naturaleza que, y esto es lo apasionante, ya veremos cómo, irá naciendo, creciendo, reproduciéndose, y llegado el momento, muriendo, o bueno, ya saben...más bien transformándose.
De hecho estoy seguro que mucho de El Tiempo Que Olvidamos ha quedado entre los lectores, y entre los participantes, y entre los seguidores, como todos ellos han quedado en quien les escribe y en la esencia del blog que hoy dice adiós, como gusano que mañana será mariposa.
Tiempo habrá de charlar sobre todo ello, hoy quédense con esto; seguiremos juntos si así lo desean, dándonos cita en el nuevo espacio.
A aquellos que me acompañen, continuamos en enero si así lo quiere el destino, a quienes decidan no hacerlo, muchísimas gracias por su tiempo y atención, y un enorme abrazo.
Saludos a todos.
Sylvanus Kilet (Miguel Llabata).
Crédito de imágenes:
Foto 1: Silvia Martínez.
